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martes, 15 de marzo de 2011

El Desastre de Japón y la cobertura de los Medios


Son las 8:00 horas de esta tarde de lunes. Son ya unas cuantas horas en pie: hoy me levanté a las 4:00 de la mañana y apenas he dormido 90 minutos en las últimas 36 horas. Como no podía ser de otro modo, estoy agotado.
Mi día empezó muy pronto con un taxi hacia Tokio tratando de encontrar una zona portuaria donde los medios han establecido los satélites que permiten hacer entrevistas en directo con los trabajadores humanitarios que estamos trabajando en la emergencia del Japón.
Hace mucho frío y me han invitado a participar en un programa de la televisión australiana para hablar sobre la respuesta que estamos ofreciendo tras el terremoto y el tsunami. Una entrevista de cuatro minutos con la que iniciaba un largo día de entrevistas para televisiones y periódicos de todo el mundo.
De hecho, la demanda de entrevistas no ha cesado. Mientras escribo este post, mi compañero Stephen McDolald, que lidera el equipo aquí en Japón, está participando en una entrevista conjunta con más trabajadores humanitarios para la BBC. Lleva 90 minutos al teléfono.
La lección está clara: nunca subestimes el apetito insaciable de los medios para informar sobre historias de desastres desde cualquier ángulo concebible.
Y no cabe duda que la triple tragedia de desastre, tsunami y explosión nuclear convierte a la actual crisis en Japón una increíble historia sobre la que contar y contar.
Pero desde las organizaciones de ayuda sabemos muy bien que el interés de los medios por cubrir las crisis humanitarias tiene una vida limitada. En algunos casos, como el de Japón, que ocupa un puesto de importancia en el orden mundial, el interés puede mantenerse durante más tiempo. Sin embargo, la agenda manda y los desastres de este tipo desaparecen de los primeros puestos de la agenda casi tan bruscamente como llegan. Nuestra labor es atender a los niños y niñas afectadas, tratar de garantizar que se encuentran junto a sus familias, que recuperan la normalidad, que reconstruyen sus vidas…pero para eso, resulta imprescindible que la atención de la sociedad mundial siga también pendiente de ellos.
Fuente: Save The Children España