Powered By Blogger

domingo, 19 de septiembre de 2010

Túnez y los derechos de las mujeres en materia de matrimonio y divorcio


Hace 54 años, en 1956, Túnez adoptó El Código del Estatuto Personal(CSP, por sus siglas en francés): la ley más protectora de los derechosde la mujer en el mundo árabe. Cuando una relación de pareja ha llegadoal punto de ruptura, ¿cuáles son las disposiciones de esta ley paragarantizar la protección y preservación de los derechos e intereses delas mujeres en aspectos como el matrimonio y el divorcio? ¿De qué formatoma en cuenta el Código la igualdad entre hombres y mujeres en amboscampos?
A propósito del matrimonio en Túnez

“En la sociedad tunecina, el matrimonio une a los hombres y mujeres adultos, éstas se casan alrededor de los 25 años de edad”, declaró Dorra Mahfoudh, ex-presidenta de la Asociación de las Mujeres Tunecinas para la Investigación y el Desarrollo (AFTURD, por sus siglas en francés). Por su lado, la abogada Alya Chérif-Chammari, del Colegio de Abogados Tunecino aclaró que “hablar de matrimonio llevaría a abarcar prácticamente la condición femenina en su conjunto, dado que la perspectiva del matrimonio y el papel que tienen las mujeres dentro de la familia han modificado la especificidad de su condición.

Según la ley tunecina, el cimiento del hogar es la ‘familia conyugal’ que se construye por medio del matrimonio. El CSP –con la institucionalización del matrimonio monogámico, el consentimiento de la mujer a su propio matrimonio, la supresión del repudio, el derecho al divorcio judicial y la abolición, en 1933, del deber de obediencia de la esposa para con su esposo– mejoró de forma sustancial la condición jurídica de las mujeres a lo interno de la familia. Estos logros son fundamentales, pero no hay que olvidar que la situación de las mujeres en la familia se caracteriza por un ‘derecho menor’ comparado con el de los hombres”.

A pesar del progreso innegable en materia de igualdad de derechos entre hombres y mujeres, algunos textos jurídicos tunecinos aún contienen aspectos discriminatorios. Siguen siendo necesarias reformas que tomen en cuenta la verdadera situación de las mujeres. En la familia, la capacidad de decisión conjunta se ve todavía como un premio para una minoría de parejas y las tareas domésticas, en la mayoría de los casos, están en manos de las mujeres. La administración del presupuesto familiar y la compra de bienes importantes es, con frecuencia, una prerrogativa masculina y la esposa no siempre se reconoce como la otra parte en pleno derecho. Es cierto que las mujeres han asumido nuevas responsabilidades y han conquistado nuevos espacios, pero esta situación raras veces les ha conferido nuevos derechos, subraya Dorra.

Según Alya, en el CSP, el marido queda perpetuado como jefe de la familia, ya que debe pagar una dote por su mujer y satisfacer sus necesidades y ella, a su cargo, debe cumplir sus deberes conyugales de acuerdo con los usos y costumbres. Y radica exactamente en esta dependencia económica de las mujeres su inferioridad jurídica dentro de la familia.

Hoy en día, la evolución de la sociedad tunecina, el acceso de las mujeres a la escuela, al mundo del trabajo, a la información, hacen que éstas vivan cada vez con mayor dificultad su confinamiento al papel tradicional. Las mujeres experimentan cada vez más su condición como una “fractura” que causa angustia y conflictos permanentes en el hogar.

En efecto, en la realidad tunecina, la mujer garantiza a la par de su marido la dirección moral y material de la familia y de los hijos, asumiendo el trabajo doméstico y cada vez con mayor frecuencia una parte importante de los gastos del hogar, contribuyendo concretamente con sus propias entradas al enriquecimiento del patrimonio familiar.

De tal forma que la revalorización del papel de las mujeres en la familia –pone en evidencia Alya– es una condición fundamental para la estabilidad conyugal, razón por la cual en 1993, durante la reforma del CSP, los legisladores consagraron la co-dirección de la familia a ambos cónyuges, con el fin de fortalecer y promover los derechos de las mujeres en la familia.

Sin embargo, por muy evolucionada que parezca ser esta legislación, es válida únicamente en la forma en que es percibida por aquellos a quien va dirigida.

A propósito del divorcio en Túnez

Es importante recordar que antes del CSP, la mujer no podía tomar la iniciativa del divorcio. Los Ulemas (doctores de la ley islámica) no negaban ese derecho de forma absoluta porque, teóricamente, la mujer podía dirigirse al Cadí solicitando la ruptura del vínculo matrimonial. A pesar de este aspecto, la ley islámica planteaba tantas condiciones y pruebas difíciles a cargo de las mujeres y el Cadí, que personificaba la sociedad masculina y la civilización patriarcal, ponía poca voluntad para satisfacer este tipo de solicitudes, de tal forma que todas las veces que una mujer pedía la ruptura del lazo conyugal, los procedimientos se prolongaban y duraban años y solamente en rarísimos casos se materializaban, subraya Mohamed Charfi en su prefacio a la Guía al divorcio de AFTURD.

De esta forma, las mujeres maltratadas o que sufrían un martirio insoportable no tenían más remedio que escapar del infierno de la convivencia familiar. Sin embargo, los esposos tenían derecho a obligarlas a regresar a sus casas. De hecho, en respuesta a la solicitud del marido, el Cadí ordenaba que las mujeres fueran encerradas en “Dar Joued”. Hoy en día, esta institución ha caído en el olvido, pero es necesario recordarla para darnos cuenta del camino recorrido. Era una verdadera “prisión para las mujeres recalcitrantes”. Los Ulemas no se daban cuenta de que con la creación de tal institución, cometían una violación de la libertad de las mujeres y de su integridad física, dejándolas en las mismas condiciones de los tiempos de la esclavitud, y el Cadí no sentía ningún tipo de remordimiento al enviar a las mujeres a la cárcel para que aprendieran a respetar su “deber de obediencia”.

En esta situación, prácticamente, el derecho al divorcio no era reconocido a las mujeres, mientras para los hombres era una especie de libertad fundamental. En cualquier momento, el marido podía repudiar a su esposa por medio de una simple declaración ante dos notarios y sin mayores preámbulos. Este divorcio podía ser pronunciado tanto pocos días después del matrimonio como después de varias décadas de convivencia. Si había hijos o no, especialmente pequeños, la situación del repudio a la esposa no cambiaba de ninguna forma. Nadie pedía explicaciones al marido. Éste no tenía por qué preocuparse de ser condenado a una indemnización o mantenimiento vitalicio; cuando mucho, una esposa no embarazada percibía una ayuda por mantenimiento de viudez, tras la muerte del marido, por un período de tiempo de sólo tres meses.

Por estas facilidades, los repudios eran frecuentes y la familia se caracterizaba por una “inestabilidad” determinada.

El CSP llegó a establecer la igualdad entre hombres y mujeres en materia de divorcio y, al mismo tiempo, a hacer el divorcio más difícil para favorecer la estabilidad de la familia, subraya Charfi.
El CSP reconoce tres tipos de divorcio: el divorcio voluntario (de común acuerdo), el divorcio necesario (tras la demanda de uno de los cónyuges) y el divorcio por culpa (prejuicio). Las causales para conseguir una sentencia de divorcio son de orden común: adulterio, violencia, incumplimiento de los deberes conyugales incluyendo la exigencia para el marido de satisfacer las necesidades de su esposa.Hoy en día, de todas formas, las mujeres sufren todavía, algunas dificultades prácticas en materia de divorcio. Sin embargo, se cumple en gran parte el objetivo perseguido por los legisladores de favorecer la estabilidad de la familia y de evitar las separaciones, y las esposas saben muy bien que el procedimiento de divorcio es una especie de aventura, una trayectoria tortuosa sembrada de trampas y de emboscadas. Hasta la fecha probablemente se ha alcanzado el extremo opuesto en el sentido de que la perspectiva del divorcio da temor, demasiado temor, subraya Mohamed. He aquí la necesidad, según este autor, de trabajar para quitarle drama al divorcio.

Con el cometido de responder a estas exigencias y para contribuir a la alfabetización jurídica de las mujeres tunecinas, AFTURD ha publicado estas dos guías con contenidos siempre de actualidad no solamente para las mujeres, sino también para los hombres que deseen comprender mejor sus derechos y deberes, es decir, de interés global. Como se suele decir, una buena separación es mejor que un desacuerdo durable.

Por: Massan d’Almeida
Fuente: Notas de los viernes Awid



Campaña todas

jueves, 2 de septiembre de 2010

Reducen prostitución en Suecia 


¿Por qué nadie intentó esto antes?


Por Marie De Santis*

Traducción: Laura E. Asturias / Guatemala

México, DF, 31 ago 10 (CIMAC).- En un mar de siglos de clichés desesperados porque 'siempre habrá prostitución', el éxito de un país sobresale como un faro solitario que ilumina el camino. En apenas cinco años, Suecia ha disminuido drásticamente la cifra de mujeres dedicadas a la prostitución.

En las calles de la ciudad capital, Estocolmo, la cantidad de prostitutas ha sido reducida en dos tercios y la de clientes en un 80 por ciento. En otras grandes ciudades suecas, el comercio sexual en las calles casi ha desaparecido. Y en buena medida también ha ocurrido esto con los famosos burdeles y salas de masaje que proliferaron en el país en las últimas tres décadas del siglo 20, cuando la prostitución era legal.

Adicionalmente, es nula la cantidad de mujeres extranjeras que ahora están siendo traficadas a Suecia para comercio sexual. El gobierno sueco estima que en los últimos años sólo entre 200 y 400 mujeres y niñas han sido traficadas cada año hacia este país, cifras que no son tan significativas en comparación con las 15,000 a 17,000 mujeres traficadas anualmente hacia la vecina Finlandia.

Ningún otro país y ningún otro experimento social siquiera se acercan a los prometedores resultados que están siendo observados en Suecia.

¿Cuál compleja fórmula ha utilizado Suecia para lograr esta proeza? Sorprendentemente, su estrategia no es en absoluto compleja. De hecho, los principios de ésta parecen tan simples y anclados con tal firmeza en el sentido común que de inmediato nos llevan a preguntar: "¿Por qué nadie intentó esto antes?"

LA TRASCENDENTAL LEGISLACIÓN SUECA DE 1999


En 1999, luego de años de investigación y estudios, Suecia aprobó una ley que: a) penaliza la compra de servicios sexuales y b) despenaliza la venta de dichos servicios. La novedosa lógica detrás de esta legislación se estipula claramente en la literatura del gobierno sobre la ley:
"En Suecia la prostitución es considerada como un aspecto de la violencia masculina contra mujeres, niñas y niños. Es reconocida oficialmente como una forma de explotación de mujeres, niñas y niños, y constituye un problema social significativo... la igualdad de género continuará siendo inalcanzable mientras los hombres compren, vendan y exploten a mujeres, niñas y niños prostituyéndoles".

Además de la estrategia legal de dos vías, un tercer y esencial elemento de la ley sueca sobre la prostitución provee que amplios fondos para servicios sociales integrales sean dirigidos a cualquier prostituta que desee dejar esa ocupación; también provee fondos adicionales para educar al público.

Siendo así, la estrategia única de Suecia trata la prostitución como una forma de violencia contra las mujeres, en la cual se penaliza a los hombres que las explotan comprando servicios sexuales, se trata a las prostitutas, en su mayoría, como víctimas que requieren ayuda y se educa al público para contrarrestar el histórico sesgo masculino que por tanto tiempo ha embrutecido el pensamiento acerca de la prostitución. A fin de anclar sólidamente su visión en terreno legal firme, la ley sueca referida a la prostitución fue aprobada como parte de la legislación general de 1999 sobre la violencia contra las mujeres.

UN PRIMER OBSTÁCULO EN EL CAMINO

Es interesante observar que, a pesar de la extensa planificación que tuvo lugar en Suecia previo a la aprobación de la ley, durante los primeros dos años de vigencia de este novedoso proyecto casi no ocurrió nada. La policía efectuó muy pocos arrestos de clientes y la prostitución, que antes había sido legalizada en el país, continuó casi como si nada.

Los pesimistas del mundo reaccionaron a la muy publicitada falla con un estridente recordatorio: "¿Ven? La prostitución siempre ha existido y siempre existirá".

Pero los suecos, muy seguros del pensamiento detrás de su plan, no prestaron atención a las críticas. Rápidamente identificaron el problema y luego lo resolvieron. El punto de falla, donde los mejores esfuerzos se habían estancado, era que las fuerzas de seguridad no estaban haciendo su trabajo. Se determinó que los agentes de policía necesitaban capacitación a profundidad y orientación en lo que el público y la legislatura del país ya comprendían perfectamente.

La prostitución es una forma de violencia masculina contra las mujeres. Los explotadores/compradores deben ser castigados y las víctimas necesitan recibir ayuda. El gobierno sueco invirtió cuantiosos fondos, de modo que policías y fiscales, desde los más altos niveles hasta los agentes que trabajaban en las calles, recibieron una intensa capacitación y el mensaje de que el país hablaba en serio. Fue entonces que Suecia empezó a ver resultados sin precedentes.

Hoy día no sólo el pueblo sueco continúa apoyando firmemente el enfoque del país a la prostitución (el 80 por ciento de la gente lo respalda, según los sondeos de opinión), sino también policía y fiscales se encuentran ahora entre sus más fuertes apoyos. Las fuerzas de seguridad de Suecia han descubierto que la ley sobre prostitución les beneficia en el manejo de todos los crímenes sexuales, en particular porque les habilita para virtualmente erradicar el elemento del crimen organizado, que es una plaga en otros países donde la prostitución ha sido legalizada o regulada.

LA FALLA DE LAS ESTRATEGIAS DE LEGALIZACIÓN Y/O REGULACIÓN

El experimento de Suecia es un ejemplo único y solitario, en una población de tamaño significativo, de una política sobre prostitución que sí funciona. En el 2003, el gobierno de Escocia, con miras a reformar su propio enfoque a la prostitución, le encargó a la Universidad de Londres la elaboración de un análisis integral de resultados de políticas sobre prostitución en otros países. Además de revisar el programa sueco, el equipo de investigación seleccionó a Australia, Irlanda y los Países Bajos a fin de representar varias estrategias orientadas a legalizar y/o regular la prostitución.

No revisó la situación en aquellos países donde la prostitución está totalmente penalizada, como es el caso en los Estados Unidos, pues el resultado de dicho enfoque es muy conocido. El mundo ya está bien familiarizado con las fallas y la futilidad del mecanismo de arrestar prostitutas y dejarlas en libertad para luego volver a arrestarlas.

Tal como lo reveló el estudio encargado a la Universidad de Londres, los resultados en los estados bajo revisión que habían legalizado o regulado la prostitución fueron tan desalentadores como la penalización tradicional, o tal vez aún más. En cada caso los resultados eran drásticamente negativos.

Según el estudio, la legalización y/o regulación de la prostitución condujeron a: un drástico aumento en todas las facetas de la industria del sexo, un marcado incremento en el involucramiento del crimen organizado en la industria del sexo, un dramático aumento en la prostitución infantil, una explosión en la cantidad de mujeres y niñas extranjeras traficadas hacia la región, así como
indicaciones de un incremento en la violencia contra las mujeres.
En el estado de Victoria, Australia, donde fue creado un sistema de prostíbulos legalizados y regulados, hubo tal explosión en la cantidad de éstos que la capacidad del sistema para regularlos fue de inmediato abrumada, y con igual rapidez esos establecimientos se convirtieron en un nido de crimen organizado, corrupción y crímenes relacionados.

Además, las encuestas de las prostitutas que trabajan bajo sistemas de legalización y regulación revelan que ellas mismas continúan sintiéndose coaccionadas, forzadas e inseguras en este negocio.
Una encuesta de prostitutas legales bajo la política de legalización en los Países Bajos muestra que el 79 por ciento de ellas dice querer salir de la industria del sexo.

Y aunque cada uno de los programas de legalización/regulación prometieron ayuda para aquéllas que deseaban abandonar la prostitución, esa ayuda jamás se concretó en ningún grado significativo. En contraste, el gobierno sueco sí cumplió con proveer amplios fondos para servicios sociales destinados a ayudar a prostitutas que querían salir de la industria.

El 60 por ciento de las trabajadoras sexuales en Suecia aprovechó los bien financiados programas y tuvo éxito en abandonar el comercio sexual.*

* El informe íntegro del gobierno de Escocia acerca de políticas sobre prostitución puede ser leído en www.scottish.parliament.uk

ENTONCES, ¿POR QUÉ NADIE INTENTÓ ESTO ANTES?

Con el éxito de Suecia alumbrando el camino con tal claridad, ¿por qué otros países no están adoptando rápidamente ese plan? En realidad, algunos sí lo están haciendo. Tanto Finlandia como Noruega están a punto de seguir esos pasos. Y si Escocia escucha los consejos de su propio estudio, también irá en esa dirección.

Pero la respuesta a la pregunta de por qué otros países no están apurándose a adoptar el plan de Suecia probablemente sea la misma que respondería por qué los gobiernos no han probado antes la solución sueca.

Considerar a las prostitutas como víctimas de coerción y violencia por parte de hombres requiere que un gobierno primero pase de ver la prostitución desde la óptica masculina a verla desde los ojos de las mujeres. Y los países, en su mayoría si no es que prácticamente todos, continúan viendo la prostitución y cualquier otro asunto desde una óptica predominantemente masculina.

Suecia, en contraste, ha sido líder en promover la igualdad de las mujeres durante mucho tiempo. En 1965, por ejemplo, penalizó la violación dentro del matrimonio. En los Estados Unidos, hasta en la década de 1980 había estados que aún no habían hecho ese reconocimiento fundamental del derecho de las mujeres a controlar su propio cuerpo. Suecia también destaca por tener la más elevada proporción de mujeres en todos los niveles del gobierno. En 1999, cuando aprobó la trascendental ley sobre prostitución, el
Parlamento sueco estaba conformado casi en un 50 por ciento por mujeres.

La política sobre prostitución de Suecia fue originalmente diseñada y cabildeada por las organizaciones de albergues para mujeres.

Luego la promovieron y lucharon por ella, en un esfuerzo bipartidario, las singularmente poderosas y numerosas parlamentarias suecas. Y el país no se ha detenido ahí. En el 2002 aprobó legislación adicional que complementaba la ley original sobre prostitución.

Ese año, la Ley de Prohibición del Tráfico Humano para el Propósito de Explotación Sexual llenó algunos de los vacíos que había en la legislación previa y fortaleció aún más las facultades del gobierno para perseguir a la red que rodea y apoya la prostitución, como reclutadores, transportadores y anfitriones.

¿POR QUÉ NO COPIAMOS AQUÍ EL ÉXITO DE SUECIA?

Aunque quizás sea cierto que los Estados Unidos y otros países aún están mucho más inmersos que Suecia en la oscuridad patriarcal, no hay razón por la que no puedan impulsar ahora cambios de políticas como los que esa nación ha realizado. La belleza del asunto es que una vez que se ha abierto el terreno y la prueba del éxito ha sido establecida, tendría que ser mucho más fácil convencer a otros de ir por ese mismo camino.

* Directora del Centro de Justicia para las Mujeres (Women's Justice Center por sus siglas en inglés)

10/MS/LA/LGL